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Héctor Raúl Rodríguez Díaz: Dirijo estas palabras a los organismos internacionales de derechos humanos, A la Corte Internacional de Justicia de La Haya, A la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos...17 Sep 24 - 21:55 Héctor Raúl Rodríguez Díaz: Dirijo estas palabras a los organismos internacionales de derechos humanos, A la Corte Internacional de Justicia de La Haya, A la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, A la Corte Interamericana de Derechos Humanos, A los instrumentos internacionales de derechos humanos y a sus órganos de control, encargados de supervisar su aplicación en los Estados parte, Al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Al Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Al Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, A la Suprema Corte de Justicia de la Nación, garante de la justicia y del Estado de Derecho en México, A las Organizaciones No Gubernamentales defensoras de los derechos humanos y políticos de los ciudadanos, A los Organismos No Gubernamentales Defensores de la Democracia, la libertad y la Justicia, A los ciudadanos mexicanos y veracruzanos: “Cuando a Tomás Jefferson le pidieron sus amigos, en 1776, que preparara el borrador de la Declaración Americana de Independencia, la comenzó con estas famosas palabras: “Reputamos como evidentes estas verdades: que todos los hombres fueron creados iguales; que su creador los ha dotado de ciertos derechos inalienables; y que entre estos se cuentan el de la vida, de la libertad y de la prosecución de la felicidad. Que, para mantener estos derechos, se constituyen entre los hombres los gobiernos, los cuales derivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados”. En una República, la protección y defensa de esos derechos corresponde a los tres poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y judicial, este último es el encargado de velar por el cumplimiento del Estado de derecho y de la impartición de la justicia, que son requisitos fundamentales de las democracias modernas. El artículo 40 de nuestra Constitución dice que es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática y federal, en tanto el artículo 41 establece que el pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de la unión, en los casos de la competencia de estos, y el artículo 49 afirma que el supremo poder de la federación se divide para su ejercicio en legislativo, ejecutivo y judicial. Pues bien, la discusión de un proyecto de reforma del Estado como la que fue aprobada hace unos días y promulgada ilegalmente el pasado 15 de septiembre, requiere que haya consenso para alcanzar la legitimidad, pero el cambio de régimen no estuvo sujeto al voto popular; es decir, ni en 2018 ni en 2024 se planteó en la elección si queríamos ser una democracia limitada sin división de Poderes, lo que significaría de facto aceptar que dejamos de ser una República. Por eso, como dice el analista Luis Lozano, “Es muy triste despertar en el cumpleaños de la patria con un golpe republicano y constitucional tan duro como el que se aprobó la semana pasada. Vale la pena recalcar que las reformas al Poder Judicial van en contra del espíritu de la Revolución francesa y la Independencia americana, que son los dos hechos históricos que generaron la división de Poderes como un factor sin el cual no puede existir la democracia liberal moderna”. En un artículo que su servidor difundió la semana pasada, denominado “La reforma, la traición y la impunidad: crónica de la derrota moral de AMLO”, me referí al ideólogo del Liberalismo Social Mexicano, Don Jesús Reyes Heroles, quien solía decir que en política, la forma es fondo, lo que vale aún más en el terreno jurídico. Y cito a Lozano: “Hubo un desaseo…desde 2018 para el proceso de reforma constitucional que ha sido cuestionado vía juicio de amparo. Ya se han decretado suspensiones provisionales y definitivas al proceso de reforma que no han sido acatadas por el Legislativo, lo que constituye un desacato. Si el Legislativo y el Ejecutivo no acatan las suspensiones que se dan sobre las reglas vigentes, habrá una crisis constitucional”…. Es público y notorio que ni el Legislativo ni el Ejecutivo acataron las suspensiones dictadas bajo las reglas vigentes, lo que nos lleva al hecho de que ya existe una crisis constitucional, donde el control de un poder y un partido sobre otro poder del Estado es un golpe que va contra el espíritu de la Constitución. Por eso hoy estamos aquí, con los compañeros del Poder Judicial de la Federación, en esta representación simbólica en el funeral de la justicia, de la República y de la democracia en México. Como veracruzanos, como mexicanos, seguiremos defendiendo nuestros derechos inalienables: el de la vida, de la libertad y de la justicia, para recordarle al gobierno de México que sus poderes, que en teoría deberían ser justos, tienen que derivar, invariablemente, “del consentimiento de los gobernados”. Muchas gracias. |
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