La amenaza como argumento del espurio rector Por Silvia Núñez Hernández. Xalapa, Ver., martes 2 de septiembre 2025.
02 Sep 25 - 19:02
La amenaza como argumento del espurio rector
Por Silvia Núñez Hernández.
Xalapa, Ver., martes 2 de septiembre 2025.- Luego de la espuria maniobra de auto-reelegirse, el rector de la Universidad Veracruzana Martín Aguilar Sánchez, se ha quitado la máscara: la institución que presume como “máxima casa de estudios” hoy es escenario de amedrentamiento, persecución y violencia simbólica contra los universitarios que exigen lo más elemental en una democracia: respeto a la legalidad y a su voz como comunidad.
El rector no debate, no dialoga, no escucha. Amenaza. Y lo hace a través de cuentas y mensajes cobardes, difundiendo advertencias de muerte, apelando al miedo como sustituto de autoridad moral. Lo suyo no es la razón, ni el argumento académico, ni la transparencia: lo suyo es el garrote digital, la amenaza disfrazada de porra, el intento vulgar de sofocar a una juventud que se atreve a alzar la voz.
Un ejemplo basta para exhibir el nivel de podredumbre:
“Se van a ir a la verga voy a llevar una fusca mañana para sabotear su movimiento, SOMOS MÁS DE 10, el rector ganará ARRIBA UV CARAJOO”
¿Eso defiende el rector? ¿Ese es el modelo de universitario que promueve: intimidar con armas y vulgaridad a quienes piensan distinto? ¿Ese es el futuro académico de Veracruz: estudiantes amenazados a balazos si no obedecen al señor rector?
Aquí ya no hablamos de un simple berrinche universitario. Es un asunto de seguridad pública y de derechos humanos. Porque lo que está en juego es la vida e integridad de jóvenes que se atreven a protestar frente a un poder corrupto que se siente intocable.
Y como en toda historia de autoritarismo tropical, los aplausos al rector espurio se explican con dos lógicas miserables:
1. Porque son pagados para ello.
2. Porque comparten la impunidad de quien los protege.
Nadie con un mínimo de dignidad académica puede respaldar un rector que sostiene su autoridad en amenazas de bala y no en la fuerza de las ideas.
El acto lo delata: no hay legitimidad en la violencia. Cada mensaje intimidatorio es una prueba contra él; cada insulto firmado “en defensa del rector” es una confesión de su cobardía.
La Universidad Veracruzana está en riesgo de convertirse en rehén de un pequeño cacique que confunde rectoría con feudo, estudiantes con súbditos y legalidad con capricho.
Hoy más que nunca, la comunidad universitaria necesita solidaridad real, no discursos vacíos. Porque un rector que necesita sicarios virtuales para sostenerse en el cargo ya perdió lo esencial: la autoridad moral y académica.
Y cuando eso se pierde, lo único que queda es lo que vemos hoy: espurio, corrupto y violento. El verdadero rostro del rector que se aferra a un poder que no le pertenece.
Por Silvia Núñez Hernández.
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El rector no debate, no dialoga, no escucha. Amenaza. Y lo hace a través de cuentas y mensajes cobardes, difundiendo advertencias de muerte, apelando al miedo como sustituto de autoridad moral. Lo suyo no es la razón, ni el argumento académico, ni la transparencia: lo suyo es el garrote digital, la amenaza disfrazada de porra, el intento vulgar de sofocar a una juventud que se atreve a alzar la voz.
Un ejemplo basta para exhibir el nivel de podredumbre:
“Se van a ir a la verga voy a llevar una fusca mañana para sabotear su movimiento, SOMOS MÁS DE 10, el rector ganará ARRIBA UV CARAJOO”
¿Eso defiende el rector? ¿Ese es el modelo de universitario que promueve: intimidar con armas y vulgaridad a quienes piensan distinto? ¿Ese es el futuro académico de Veracruz: estudiantes amenazados a balazos si no obedecen al señor rector?
Aquí ya no hablamos de un simple berrinche universitario. Es un asunto de seguridad pública y de derechos humanos. Porque lo que está en juego es la vida e integridad de jóvenes que se atreven a protestar frente a un poder corrupto que se siente intocable.
Y como en toda historia de autoritarismo tropical, los aplausos al rector espurio se explican con dos lógicas miserables:
1. Porque son pagados para ello.
2. Porque comparten la impunidad de quien los protege.
Nadie con un mínimo de dignidad académica puede respaldar un rector que sostiene su autoridad en amenazas de bala y no en la fuerza de las ideas.
El acto lo delata: no hay legitimidad en la violencia. Cada mensaje intimidatorio es una prueba contra él; cada insulto firmado “en defensa del rector” es una confesión de su cobardía.
La Universidad Veracruzana está en riesgo de convertirse en rehén de un pequeño cacique que confunde rectoría con feudo, estudiantes con súbditos y legalidad con capricho.
Hoy más que nunca, la comunidad universitaria necesita solidaridad real, no discursos vacíos. Porque un rector que necesita sicarios virtuales para sostenerse en el cargo ya perdió lo esencial: la autoridad moral y académica.
Y cuando eso se pierde, lo único que queda es lo que vemos hoy: espurio, corrupto y violento. El verdadero rostro del rector que se aferra a un poder que no le pertenece.
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